Un destino para los dos by Heather Lee Land

autor:Heather Lee Land [Land, Heather Lee]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2022-12-12T23:00:00+00:00

Al abrir los ojos se sintió un poco desconcertado. Hacía mucho tiempo que no veía esa ventana sobre él y por un momento pensó que estaba soñando, hasta que sintió un movimiento a su lado. Al girar el cuello, Eric estaba tumbado boca abajo, con la cabeza debajo de la almohada y destapado.

Por la luz que ya había en la habitación, podía decir que no hacía demasiado que había amanecido y pronto la claridad de la mañana daría de lleno en la ventana. Se incorporó despacio y miró a Eric y al caos que reinaba a su alrededor; el pantalón del chándal que había usado para dormir estaba virado hacia un lado y suelto por la zona de la cintura. La camiseta se le había levantado y gran parte de la espalda había quedado al descubierto. ¿No tenía frío? Fue a tocarle la piel para comprobarlo y taparlo con la manta cuando vio un moratón en la zona lumbar. No sabía cómo se lo había hecho, pero algo le decía que encontrar a Daniela no había sido tan sencillo y que ese golpe tenía algo que ver.

Se levantó despacio y salió de la habitación tras entrecerrar la puerta a su paso. Mientras bajaba las escaleras, su cuerpo comenzó a crujir por distintas zonas. Moviendo el cuello de un lado a otro, logró que hiciera el mismo ruido. Pensó que un baño relajante le vendría bien para aliviar las tensiones que aún sentía en el cuerpo, y estaba seguro que Eric también iba a agradecerlo, sobre todo en la zona donde se había dado el golpe, pero primero haría algo para desayunar.

Puso dos zumos de naranja recién exprimidos, un cuenco con fruta, otro con cereales integrales y una jarrita con leche templada en una bandeja y comenzó a subir las escaleras apenas lo tuvo todo listo. Cuando llegó al rellano frente al dormitorio principal, dejó la bandeja sobre el banco que había bajo la ventana y fue directo al baño para llenar la bañera. Puso el tapón, echó varios tipos de sales y una bomba espumosa de lavanda que, en cuanto tomó contacto con el agua, inundó todo con su agradable aroma y la coloreó de violeta.

En diez minutos estuvo todo listo. Comenzó a quitarse la ropa, la dejó a un lado, y se metió despacio en la bañera que estaba caliente y durante un segundo dudó si introducirse ya o añadir un poco de la fría.

La sensación duró unos segundos y su cuerpo se acostumbró al calor que lo rodeaba. Despacio, se agachó y dejó que el agua lo envolviera hasta la mitad del pecho. Sin poderlo evitar, exhaló un suspiro de satisfacción, dejó caer la espalda para comenzar a relajarse y cerró los ojos.

Tenía en mente estar así un par de minutos, los suficientes para que su cuerpo reaccionara y llamar luego a Eric para que lo acompañara, pero no fue necesario porque, al abrir los ojos apenas unos segundos más tarde, se encontró con Eric apoyado en el

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